FISONOMÍA DE LA LOCURA
Rara
vez una película comienza de una manera tan sorprendente como adictiva,
enigmática y transgresora. Una sucesión de primeros planos de una cara,
alternados con la piel de un leopardo dentro de una jaula, inquieto,
moviéndose de un lado a otro, como si la presencia de nuestro
protagonista lo pusiera nervioso. Unos primeros segundos desconcertantes
en los que la cámara se pega literalmente a los protagonistas mientras
una voz monocorde y sosegada nos cuenta una historia. La voz y la cara
pertenecen a Karel Kopfrkingl, el incinerador de cadáveres. El director
nos deja claro que no estamos ante la típica película de terror de
asesinos en serie y cuchillo en mano. El terror que nos atrapará va
mucho más allá de unas manos ensangrentadas y una joven corriendo
descalza por el bosque. Es un terror kafkiano, un colosal estudio de la
naturaleza humana más retorcida y monstruosa. Durante los primeros
segundos, nos habla de la misericordiosa naturaleza, de su bondad y
también de dios, con lo que ya nos advierte, ojo, no es un hombre común.
El monólogo gira entorno a su persona, su familia, su trabajo ... En ningún momento ningún otro miembro de la familia pronuncia una sola palabra, ni tan siquiera para asentir o para confirmar las palabras de Karel. Habla en plural, de su familia, reitera de lo felices que son, también hace entender lo afotunado que es de haber conocido a su esposa, y parece que se siente culpable de lo poco que ha hecho por ella desde que se casaron, entonces la esposa pronuncia sus primeras palabras, en tono conciliador e indicándole que les va bien, quiere quitarle el sentimiento de culpa a su marido. Karel por su parte se muestra como una persona ambiciosa, una persona que quiere más, que no se conforma con lo que tiene. En un hábil enfoque, parece sugerir que el peso que lleva encima por el cual no ha podido progresar más, son sus hijos. Vemos a Zina y a Mili dentro de una jaula, a lo que su padre comenta con cierta ironía: "Véis hijos, las jaulas son para los animales".
La personalidad de Karel queda muy bien definida desde el primer
momento, durante la visita al zoo, el director nos presenta de una
manera muy sutil a los principales protagonistas de la película. La
famila de Karel Kopfrkingl es un verdadero muestrario de rarezas. No nos
da detalles sobre ninguno en concreto, pero el silencio casi permanente
de la esposa es revelador, se limita a sonreir mientras escucha con
devoción a su marido. Sonríe, no sabemos si de felicidad o simplemente
porque es a lo que está acostumbrada a hacer permanentemente, sonreir,
ver, oir, callar y asentir. Un matrimonio donde la figura dominante es
el marido y la mujer es su esposa abnegada. El marido habla del momento
que se conocieron, y lo felices que son desde entonces.
El monólogo gira entorno a su persona, su familia, su trabajo ... En ningún momento ningún otro miembro de la familia pronuncia una sola palabra, ni tan siquiera para asentir o para confirmar las palabras de Karel. Habla en plural, de su familia, reitera de lo felices que son, también hace entender lo afotunado que es de haber conocido a su esposa, y parece que se siente culpable de lo poco que ha hecho por ella desde que se casaron, entonces la esposa pronuncia sus primeras palabras, en tono conciliador e indicándole que les va bien, quiere quitarle el sentimiento de culpa a su marido. Karel por su parte se muestra como una persona ambiciosa, una persona que quiere más, que no se conforma con lo que tiene. En un hábil enfoque, parece sugerir que el peso que lleva encima por el cual no ha podido progresar más, son sus hijos. Vemos a Zina y a Mili dentro de una jaula, a lo que su padre comenta con cierta ironía: "Véis hijos, las jaulas son para los animales".
Primeros momentos hablando de su vida, su familia y sus pesares, gira
radicalmente la "conversación" y advierte que las cosas van a cambiar,
que ha descubierto la forma de aumentar sus ingresos contratando a un
vendedor. Parece un detalle sin importancia, pero hay que reparar en el
hecho en sí, es una "familia encantadora y decente" (en boca de Karel),
se supone que están pasando un día de fiesta agradable, todos juntos y
solos, disfrutando de ser esa familia feliz, y de repente, en el zoo,
aparece esperando a ser presentado el nuevo ayudante recién contratado.
Las connotaciones son evidentes, la familia es una fachada que no le
importa en absoluto, tan solo quiere guardar las formas, mejorar las
apariencias y prosperar profesional y económicamente. Todo ello sin
aparecer los títulos de créditos, se presenta una película apasionante.
LA MUERTE COMO MEDIO DE VIDA
El
título ya indica que el plato fuerte de la película es su
protagonista; la trama, los secundarios, el ambiente, el por qué de las
cosas, eso ya son los aderezos que hacen lucir todavía más al cremador.
Tras el apasionante comienzo, el director no se guarda nada en el
tintero con el ánimo de sorprender o tratando de facilitar un poco la
labor de comprensión del espectador. Lo presenta tal y como es,
lanzándolo todo al aire sin reservarse nada, nos lo muestra en todo su
esplendor. Dos grandes características marcan la personalidad del Sr.
Kopfrkingl, que bien podría ser una la consecuencia de la otra: La
primera, su ambición desmedida, su afán de progresar, su deseo y su
necesidad de destacar por encima de sus semejantes. La segunda, su
obsesión por la cremación de cadáveres, como gerente del cementerio, es
un verdadero adicto a su trabajo, la necrofilia en su persona es
permanente, no diferencia su vida privada de la profesional.
Por tanto, no es casualidad, que la segunda escena de la película sea una fiesta organizada por él mismo con la intención de captar clientes. Lo vemos hablar con su agente comercial, congraciarse con los asistentes, los adula sin remilgos a los clientes potenciales. También vemos algún desprecio hacia aquellos que no encajan en su perfil idóneo. Es clasista, le gusta relacionarse con gente que la concibe como igual, anhela parecerse a la gente que concibe como superior y evita y menosprecia a la gente que concibe inferior. Por todo ello, encuentra en el incipiente nazismo y en su ideología un círculo en el que se siente cómodo. De carácter dominante y autoritario, se empeña en encontrar restos de sangre alemana en su linaje, y tanto es el empeño que pone, que finge encontrarla.
Los gustos de Karel Kopfrkingl son completamente coherentes con su estilo de vida y con su personalidad, se pierde la cuenta de las veces que nombra el Libro Tibetano de los Muertos (Bardo Thodol), que dicho de mala manera, no es otra cosa que una guía para los muertos y los moribundos, según el cual la muerte dura 49 días, tras los cuales sobreviene la reencarnación. Pues bien, las menciones a este libro están diseminadas por todo el film, y es que le obsesiona el tránsito de la muerte al éter, concibe la muerte como una liberación y la cremación como su consecuencia lógica para que ese tránsito sea rápido. Menciona también en diversas ocasiones el tiempo que tarda un cuerpo humano en desintegrarse dentro del horno, sin embargo, y en contraposición a esta fascinación por la muerte, lo trascendental y lo espiritual de ella, es capaz de traducir tales cremaciones a números fríos para optimizar su negocio, por lo que se nos presenta un ser tremendamente complejo e inteligente.
Por tanto, no es casualidad, que la segunda escena de la película sea una fiesta organizada por él mismo con la intención de captar clientes. Lo vemos hablar con su agente comercial, congraciarse con los asistentes, los adula sin remilgos a los clientes potenciales. También vemos algún desprecio hacia aquellos que no encajan en su perfil idóneo. Es clasista, le gusta relacionarse con gente que la concibe como igual, anhela parecerse a la gente que concibe como superior y evita y menosprecia a la gente que concibe inferior. Por todo ello, encuentra en el incipiente nazismo y en su ideología un círculo en el que se siente cómodo. De carácter dominante y autoritario, se empeña en encontrar restos de sangre alemana en su linaje, y tanto es el empeño que pone, que finge encontrarla.
Los gustos de Karel Kopfrkingl son completamente coherentes con su estilo de vida y con su personalidad, se pierde la cuenta de las veces que nombra el Libro Tibetano de los Muertos (Bardo Thodol), que dicho de mala manera, no es otra cosa que una guía para los muertos y los moribundos, según el cual la muerte dura 49 días, tras los cuales sobreviene la reencarnación. Pues bien, las menciones a este libro están diseminadas por todo el film, y es que le obsesiona el tránsito de la muerte al éter, concibe la muerte como una liberación y la cremación como su consecuencia lógica para que ese tránsito sea rápido. Menciona también en diversas ocasiones el tiempo que tarda un cuerpo humano en desintegrarse dentro del horno, sin embargo, y en contraposición a esta fascinación por la muerte, lo trascendental y lo espiritual de ella, es capaz de traducir tales cremaciones a números fríos para optimizar su negocio, por lo que se nos presenta un ser tremendamente complejo e inteligente.
EL NAZISMO COMO LIBERACIÓN
Haciendo un poco de memoria y recordando el principio de la película, parece ser que nuestro protagonista hizo un buen negocio casándose con su mujer, Lákme. Hace referencia a la dote que aportó al matrimonio, y a la ayuda recibida por la madre de ésta, aquella "bendita mujer" como la llama Karel. Si a todo el beneficio que obtuvo le añadimos el carácter reservado, dócil y sumiso que tiene, la convierten en la mujer perfecta para él. Una marioneta a la que manejar a su antojo con la seguridad que no le replicará (recordemos que ella misma se pone la soga al cuello sabiendo que va a morir, ni en esos momentos se enfrenta a su marido). Pese a proclamar su amor por su esposa y por su familia en numerosas ocasiones, se refiere a ellos en muchísimas ocasiones como "sus ángeles", creo que ningún espectador caerá en el error de pensar que realmente los ama. Tremendo ejercicio de Rudolf Hrusínský, ser capaz de transmitir un sentimiento opuesto a lo que su personaje proclama, mérito de un gran actor dirigido magistralmente.
Zina, la hija de 16 años, parece
ser que es el miembro de la familia con una personalidad más
convencional, mantiene una relación con un joven que abiertamente se
pronuncia en contra del Reich, un personaje por el cual siente una
especial aversión, desconocemos si por la relación que mantiene con su
hija, por su oposición al nazsimo o por la pregunta acerca si algún
muerto se había levantado. La transformación de la cara de Karel al oir
semejante estupidez es asombrosa, el hecho que trate de una manera tan
frívola la muerte le ha molestado, se le nota, aunque hace alarde de
buenas maneras y sale al paso con una educada respuesta.
BROTES PSICÓTICOS
MARCANDO DIFERENCIAS
Tiene todos los ingredientes del cine que nació de la Primavera de Praga, antes nos hemos referido a la presencia musical a lo largo de todo el film, tiene unos personajes elaboradísimos donde nada sobra y nadie falta. Un sentido del humor tan refinado como negro y una serie de malabares que hacen las delicias del espectador. Unos juegos de cámara a los que todavía no estábamos muy acostumbrados (aunque ya había muy buenos ejemplos dentro de nuestro país) a princpios de los '70. Recordemos que la cinta nos llegó a España porque fue la ganadora del Festival de Sitges a la mejor película, al mejor actor (Rudolf Hrušínský) y a la mejor fotografía (Stanislav Milota) allá por el año 1972, aunque la fecha de producción sea 1969, y que aún hoy siguen sorprendiendo.
Varios aspectos técnicos llaman
la atención, como por ejemplo los cambios de escena. Espectaculares los
recursos del director en este aspecto, el tránsito de una escena a otra
son una maravilla, en el parque de atracciones vemos a Kopfrkingl
visitando las paradas, hablando con esa voz profunda y monocorde, lo
vemos admirar a monstruos dentro de tarros de cristal, comienza a
levantarse la manga de la camisa mientras comienza a lanzar una pregunta
al médico, la cámara continúa en el parque de atracciones, se queda
rezagada de la acción, comienza a acercarse hacia el brazo desnudo para
dejarlo en primer plano y cuando éste se abre, aparece la consulta del
doctor, fantástico. O en casas de putas, vemos al protagonista en
calzoncillos, mostrándole a la meretriz la caja de bichos que le ha
regalado el Sr. Pelikan, pasa a un primer plano de la caja para abrirlo
después y mostrarnos cómo lo cuelga de la pared del salón de su casa.
Al hilo de lo comentado en el apartado anterior sobre los primeros planos, me recordó a otra fantástica película de Carlos Saura de 1965, La Caza. Un abuso del primer plano que hace caer en desasosiego al espectador y que lo hace sentirse como los propios protagonistas de la película. Son dos claros ejemplos en los que el montaje de la película es fundamental para que adquiera el significado que el director quiere transmitir al espectador. En La Caza se lo debemos al grandísimo Pablo García del Amo y el montaje del Incinerador es gracias a la tremenda labor de Jaromír Janácek.
Como la mayor curiosidad o dato chocante que he tenido viendo la película, ha sido el misterio de las gafas ... Tres personajes las utilizan, Karel las utiliza como gafa de cerca, únicamente se las pone para leer, Dvórak (Jirí Menzel) y Milli las utilizan siempre, tan solo se las quitan cuando están nerviosos o para limpiarlas. Ahora bien, en ningún plano de la película coinciden dos de esos tres personajes con ellas puestas, y es que mirándolas detenidamente, parece que son la misma gafa y se las intercambian para rodar cada escena. ¿Falta de presupuesto? ¿Algún significado especial? No lo sabemos, eso sí, resulta chocante.
Es fundamental en este caso situar cronológica y geográficamente la
película para tratar de entender todo lo que está ocurriendo. Nos
hallamos en la antigua Checoslovaquia, en los albores (más o menos) de
los acuerdos de Munich de 1938, esto quiere decir, que muchos de los
estados cercanos a una Alemania gobernada por el Partido cedieron a sus
consideraciones antes las amenazas de una invasión violenta. Entre esos
estados se encuentra la Checoslovaquia de El incinerador de cadáveres.
En varias webs he tenido ocasión de leer que el nazismo convirtió al Sr.
Kopfrkingl, que lo transformó en una persona diferente, particularmente
estoy en desacuerdo. Al principio de la película no se nombra al
nazismo como razón de su comportamiento, nuestro protagonista trae sus
rarezas de casa. El nazismo no hace si no potenciar tales extravagancias
y brotes psicóticos. Le brinda la oportunidad única de deshacerse de
toda la gente que le rodea y que él considera inferior, inútil o
simplemente le cae mal. Se escuda en su supuesta superioridad para
denunciarlos.
El nazismo es como esa mala influencia que te ayuda a tomar la decisión
que sabes que está mal y que tu conciencia te grita que no lo hagas.
Dada la personalidad de Karel, es perfectamente conocedor de los
"defectos" de su familia, se escuda durante años tras una imagen de
felicidad y llega el nazismo para abrirle los ojos. El nazismo lo lleva
de burdel en burdel, le ofrece la compañía de numerosas jóvenes, le
anima a hacerlo, charlan entre ellos mientras las putas se los comen a
besos. Karel se deja embriagar por ese ambiente, por la sensación de
poder y por la lujuria. Es precisamente en un burdel, donde un miembro
del Partido le dice abiertamente que con su mujer nunca podrá prosperar,
que al no tener la pureza de la sangre alemana será un lastre, que su
afeminado hijo está influenciado por su amigo judío y que corromperá su
hogar. A tales afirmaciones, cualquier persona cabal (y supuestamente
feliz como tantas veces dice) hubiera reaccionado a la defensiva, pero
Karel no, no hace sino sentirse aliviado por haber encontrado la fuerza
que le faltaba para deshacerse de ellos también.
Haciendo un poco de memoria y recordando el principio de la película, parece ser que nuestro protagonista hizo un buen negocio casándose con su mujer, Lákme. Hace referencia a la dote que aportó al matrimonio, y a la ayuda recibida por la madre de ésta, aquella "bendita mujer" como la llama Karel. Si a todo el beneficio que obtuvo le añadimos el carácter reservado, dócil y sumiso que tiene, la convierten en la mujer perfecta para él. Una marioneta a la que manejar a su antojo con la seguridad que no le replicará (recordemos que ella misma se pone la soga al cuello sabiendo que va a morir, ni en esos momentos se enfrenta a su marido). Pese a proclamar su amor por su esposa y por su familia en numerosas ocasiones, se refiere a ellos en muchísimas ocasiones como "sus ángeles", creo que ningún espectador caerá en el error de pensar que realmente los ama. Tremendo ejercicio de Rudolf Hrusínský, ser capaz de transmitir un sentimiento opuesto a lo que su personaje proclama, mérito de un gran actor dirigido magistralmente.
Llama la atención que tenga que
ser un personaje secundario, casi figurante, quien ponga abiertamente en
entredicho la sexualidad de su hijo Mili, el joven de 14 años, apocado,
tímido, impresionable y de gran hipermetropía. A lo largo de toda la
película lo vemos en diferentes situaciones, lo vemos jugando con su
hermana en el zoo, lo vemos con el sobrino del médico del que es amigo y
del que sospecho se siente atraído y también durante el combate de
boxeo, que seguramente lo lleva su padre con la esperanza que descubra
la virilidad del deporte y lo único que consigue es que su hijo visite
el gimnasio donde entrenan y guarde en secreto una fotografía del
púgil. Aunque sin duda, en la situación que mejor se recuerda es con la
tremenda sonrisa que le dedica a un saltimbanqui del parque de
atracciones, lo vemos rodeado de atracciones y de gente, sin embargo
nada captura mejor su atención que el joven gimnasta.
BROTES PSICÓTICOS
En esta película sucede lo contrario a lo habitual, es decir,
normalmente cuesta identificar los comportamientos anormales de los
aquejados por alguna enfermedad mental, las cosas que hacen, las cosas
que dicen o su manera de vivir o de vestir suelen dar alguna que otra
pista sobre el terreno sobre el que pisamos, en el incinerador de
cadáveres ocurre lo contrario, es tremendamente difícil encontrar un
comportamiento, una frase, una mueca que no de señales que el
protagonista está desequilibrado. Comenzando por lo que comentaba antes,
su gran afición a leer y releer el Libro Tibetano de los Muertos, no
ocurriría nada si el protagonista lo mencionara de manera
circunstancial, pero cuando el protagonista se dedica a la cremación de
cuerpos y lo nombra en numerosas ocasiones ya es como para salir
corriendo. Ocurre de la misma manera que con su amistad con el médico,
habitualmente alguien puede tener un amigo médico al que va a visitar de
vez en cuando y a hacerse analíticas, nuestro protagonista recorre el
camino en sentido contrario, de tanto acudir al médico a hacerse
análisis de sangre a la busca y captura de la gota alemana llega a
entablar amistad con él. A su favor podemos decir que es vecino suyo y
que su hijo y el sobrino del médico comparten juegos, pero en cualquier
caso, y tal y como reconoce el propio Kopfrkingl, es un hipocondríaco,
obsesionado en mantener alejada de infecciones su supuesta sangre
alemana.
Extracción de sangre en primer plano. ¿Tal vez inspiró a Quentin Tarantino para su Pulp Fiction? |
La música es otra de las pasiones de Karel, llega a afirmar que si a
alguien le gusta la buena música no puede ser mala persona, tal vez esta
sea ésta la afición más convencional, no obstante, siempre que alguien
entra en el crematorio para no salir, suena la misma música, que
sintoniza él mismo, con lo cual ya queda asociada a un comportamiento
perturbado. La música está presente a lo largo de toda la película,
desde la fiesta del princpio donde contrata una pequeña orquesta,
pasando por el solista del que Karel prácticamente se enamora de su
"maravillosa voz". También conviene destacar que en los directores de la
Nueva Ola Checa la música está muy presente en todas sus películas.
Una "prueba" de su enfermedad de
la que no termino de estar muy seguro son las visiones que sufre a lo
largo de la película. No tanto por lo que ve, si no porque no se alcanza
a diferenciar si son visiones que sufre el propio Karel o son una serie
de incisos que el director hace deliberadamente para ponernos alerta.
Tales visiones comprenden desde la hermosa joven entulada, que bien
podría evocar a su propia esposa cuando era más joven puesto que lucen
el mismo peinado hasta sí mismo con otra ropa (batín) y en su casa. En
cualquier caso, cuando aparecen con la música de fondo no hacen si no
enfatizar el desequilibrio y el proceso de psicosis que está viviendo
Kopfrkingl. Ocurre algo parecido a la hora de hablar en público, tras el
micrófono lo vemos hablar entredientes, casi susurrando al principio
hablando de su persona y de los acontencimientos, para acabar adorando a
Hitler y vociferando "¡Hail!" en el propio funeral de su esposa.
Llegamos al síntoma que mejor muestra el desequilibrio de Kopfrkingl,
algo que por mucha explicación que trate de darse no puede interpretarse
como algo normal ni circunstancial. Desde tiempo atrás ha habido muchos
hombres que han mostrado en la gran pantalla su afición a mantener en
perfecto estado su peinado. Ahora bien, nuestro protagonista lleva tal
obsesión a un punto enfermizo, siempre que la muerte está cerca, como un
acto reflejo, saca el pequeño peine de su bolsillo, lo pasa por la
cabeza del cadáver y luego por la suya propia para devolverlo más tarde a
su bolsillo. En varios casos sucede así en el mismo crematorio, con el
cuerpo en el ataúd, donde aleccioina a su ayudante mientras peina el
cadáver y su cabeza. También tenemos el peinado del mal augurio, Karel
susurra alguna parrafada sobre el sentido de la vida, de la liberación
que supone la muerte, de la necesidad que los sufridores sienten de ser
salvados ... Entonces vemos a Karel pasar el peine (la mano en un par
de ocasiones) por la cabeza de su interlocutor , les clava la mirada y
por su expresión facial parece que está viendo a esa misma persona
dentro del ataúd esperando su turno en el horno.
MARCANDO DIFERENCIAS
Partiendo del hecho que el
personaje de Karel Kopfrkingl ya se basta y se sobra para llenar una
película y hacerla interesantísima por lo complejo del personaje y por
la magnífica interpretación, ¿Qué hace del incinerador un peliculón?
Para mí, la clave está en dos grandes aspectos. Uno: Los personajes
secundarios, todo un abanico de personajes peculiares que marcan
diferencias y que tienen una historia que contar, en muchas ocasiones
sin tener demasiado que ver con el grueso de la película, y que tal vez
por eso los haga tan interesantes. Aportan vida y credibilidad a la
figura principal, generan un entorno en el que el cremador no se siente
extraño. Además de la familia y el médico que ya he comentado antes, el
centro de atención debe ponerse en el crematorio, ese lugar está plagado
de personajes peculiares, el primero en ser presentado es el agente
comercial, el Sr. Strauss, el hombre de las mil reverencias ...hoy día
llama la atención que un crematorio necesite vender sus servicios de
igual manera que quien vende una televisión, pero hay que ponerse en la
época donde acontece la película. Alrededor de los años 40 no era una
práctica demasiado habitual y había que darla a conocer.
Otro personaje muy particular,
trabajador encargado de las labores de mantenimiento del crematorio, el
Sr. Pelikan (gran nombre), un adicto a la morfina que persigue a nuestro
protagonista, conocedor de su amistad con el Doctor, le ofrece regalos a
cambio de dosis de morfina con las que saciar su necesidad. Le habla en
susurros y casi sobresalta más que otra cosa. Le ofrece un cuadro con
moscas de sarcófago, típicas de los cadáveres en descomposición, a lo
que Karel se apresura a colgar en su casa para "hacerlo más bello"
(episodio ampliado aqui)
Aunque sin duda el personaje secundario por excelencia es el ayudante de Kopfrkingl, un joven Jirì Menzel que da vida a Dvorák. Reputadísimo actor y director de cine, particularmente lo prefiero detrás de las cámaras, a él le debemos grandes joyas del cine checo, tales como Trenes rigurosamente vigilados, Un verano caprichoso, Yo serví al Rey de Inglaterra ... Un sin fín de grandes títulos a cada cual más apetecible. Como ayudante del cremador, interpreta a la perfección a un ayudante que no sabe muy bien si debería estar allí, parece que su profesión sea algo provisional, como quien acepta un trabajo esperando algo mejor. Trata de pasar los malos tragos fumando sin parar, fuma muchísimo, tanto que hasta Karel parece preocupado por ese detalle.
Es obligado a observar por una ventanita cómo se desintegran los cuerpos mientras su jefe le sostiene la cabeza por la nuca, un gesto que se repite en diversas ocasiones y que no augura nada bueno. Y sin llegar a ser considerados personajes secundarios, debemos mencionar y destacar al matrimonio fuera de lugar. Aparecen en la fiesta del pricnpio, en el parque de atracciones, en el funeral de Lákme ... Siempre rompen el silencio, discuten, el marido recrimina a su mujer en tono cómico. Sin duda representa a la perfección la segunda razón por la que el incinerador es un peliculón: La innovación.
Aunque sin duda el personaje secundario por excelencia es el ayudante de Kopfrkingl, un joven Jirì Menzel que da vida a Dvorák. Reputadísimo actor y director de cine, particularmente lo prefiero detrás de las cámaras, a él le debemos grandes joyas del cine checo, tales como Trenes rigurosamente vigilados, Un verano caprichoso, Yo serví al Rey de Inglaterra ... Un sin fín de grandes títulos a cada cual más apetecible. Como ayudante del cremador, interpreta a la perfección a un ayudante que no sabe muy bien si debería estar allí, parece que su profesión sea algo provisional, como quien acepta un trabajo esperando algo mejor. Trata de pasar los malos tragos fumando sin parar, fuma muchísimo, tanto que hasta Karel parece preocupado por ese detalle.
Es obligado a observar por una ventanita cómo se desintegran los cuerpos mientras su jefe le sostiene la cabeza por la nuca, un gesto que se repite en diversas ocasiones y que no augura nada bueno. Y sin llegar a ser considerados personajes secundarios, debemos mencionar y destacar al matrimonio fuera de lugar. Aparecen en la fiesta del pricnpio, en el parque de atracciones, en el funeral de Lákme ... Siempre rompen el silencio, discuten, el marido recrimina a su mujer en tono cómico. Sin duda representa a la perfección la segunda razón por la que el incinerador es un peliculón: La innovación.
Tiene todos los ingredientes del cine que nació de la Primavera de Praga, antes nos hemos referido a la presencia musical a lo largo de todo el film, tiene unos personajes elaboradísimos donde nada sobra y nadie falta. Un sentido del humor tan refinado como negro y una serie de malabares que hacen las delicias del espectador. Unos juegos de cámara a los que todavía no estábamos muy acostumbrados (aunque ya había muy buenos ejemplos dentro de nuestro país) a princpios de los '70. Recordemos que la cinta nos llegó a España porque fue la ganadora del Festival de Sitges a la mejor película, al mejor actor (Rudolf Hrušínský) y a la mejor fotografía (Stanislav Milota) allá por el año 1972, aunque la fecha de producción sea 1969, y que aún hoy siguen sorprendiendo.
Un recurso muy habitual en la
película también son los llamados "ojo de pez", planos tomados desde más
altura y donde se produce una ligera deformación de las figuras,
consiguiendo un efecto mirilla. Al igual que los primeros planos, un
recurso muy frecuente y que produce un efecto acorde con la personalidad
del protagonista y alma de la película, de desequilibrio, de
anormalidad, entendida como fuera de la norma común.
CURIOSIDADES Y DEMÁS TONTERÍAS
Al hilo de lo comentado en el apartado anterior sobre los primeros planos, me recordó a otra fantástica película de Carlos Saura de 1965, La Caza. Un abuso del primer plano que hace caer en desasosiego al espectador y que lo hace sentirse como los propios protagonistas de la película. Son dos claros ejemplos en los que el montaje de la película es fundamental para que adquiera el significado que el director quiere transmitir al espectador. En La Caza se lo debemos al grandísimo Pablo García del Amo y el montaje del Incinerador es gracias a la tremenda labor de Jaromír Janácek.
Como la mayor curiosidad o dato chocante que he tenido viendo la película, ha sido el misterio de las gafas ... Tres personajes las utilizan, Karel las utiliza como gafa de cerca, únicamente se las pone para leer, Dvórak (Jirí Menzel) y Milli las utilizan siempre, tan solo se las quitan cuando están nerviosos o para limpiarlas. Ahora bien, en ningún plano de la película coinciden dos de esos tres personajes con ellas puestas, y es que mirándolas detenidamente, parece que son la misma gafa y se las intercambian para rodar cada escena. ¿Falta de presupuesto? ¿Algún significado especial? No lo sabemos, eso sí, resulta chocante.
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