CANCIÓN DEL SUR, EL FILM FANTASMA DE LA DISNEY
Un 12 de noviembre de hace 55 años, la ciudad de Atlanta se preparaba para acoger el estreno de Canción del Sur (Song of the South, 1946), película Walt Disney que
llegaba tras unos años, los de la II Guerra Mundial, en los que la
factoría había estado de capa caída y sólo había realizado films
propagandísticos. Pero lejos de celebrar la efemérides, en la compañía
se trabaja no para promocionar este título, sino para hacérselo olvidar a
aquellos (cada vez menos) que lo tienen aún presente. Porque Canción del Sur
es la única película del estudio tácitamente prohibida, nunca
comercializada en VHS en los Estados Unidos y no editada en DVD en
ningún país a causa de su supuesto racismo.
Canción del Sur en la disneysiana
Canción del Sur,
que cuenta la relación personal de un niño, hijo del dueño de una
plantación, con un trabajador negro, gran narrador de historias; no es
una película cualquiera en la trayectoria de la compañía. Por un lado, a
pesar de que sólo dejó unos beneficios de 226.000 dólares (había
costado 2.125.000, suma elevada para la época), fue un éxito importante
tras fracasos como los de Fantasía (Fantasia, 1940) o Pinocho
(Pinocchio, 1940). Además, el film estuvo nominado a tres Oscar en la
ceremonia de 1948 y se alzó con dos de ellos (mejor canción para Zip-A-Dee-Do-Dah y otro especial para James Baskett,
actor protagonista), tras unos años en los que las vitrinas del estudio
no habían visto entrar muchos galardones. Además, después de un período
en el que la crítica le había dado la espalda, la animación de este
título (que supone alrededor de un tercio) fue alabada, a pesar de haber
sido hecha con medios precarios en relación a lo que había sido antaño
la técnica de la Disney.
A finales de 1939, los derechos de las Historias del tío Remus
en las que el film se basa fueron adquiridos por Disney al precio de
10.000 dólares. La entrada de los Estados Unidos en la II Guerra Mundial
obligó a posponer el film y no sería hasta junio de 1944 cuando se
volvería a retomar el proyecto. El estudio contrató a Dalton Reymond, escritor sureño, para que empezase a escribir el guión. Como asistente de Reymond, se incorporó Maurice Rapf, director de estudios fílmicos y profesor adjunto en Dartmouth.
Cuando
este leyó lo que había escrito Reymond, encontró un gran número de
clichés racistas. Uno de los que más le llamó la atención era que negro
estaba escrito con minúscula, cuando en inglés lo correcto es escribirlo
con mayúscula. Rapf introdujo cambios en el texto pero los roces con el
guionista principal lo apartaron del proyecto y Morton Grant,
escritor progresista, fue asignado para esa tarea. Los tres aparecen en
los créditos, aunque Rapf no tardó en mostrar su disconformidad. Años
después declararía que algunos films no deberían haberse hecho nunca y Canción del Sur “es uno de ellos”1.
Con
el guión acabado, el estudio lo hizo oficial: el 10 de julio de 1944 se
anunció que Disney estaba preparando una nueva película, Song of the South. El rodaje se inició en Phoenix en diciembre de ese año, con Harve Foster como director de la acción real y Wilfred Jackson
a cargo de la animación, y en junio de 1946, el film estaba finalizado.
El estreno se programó para el 12 de noviembre en el teatro Loew’s
Grand de Atlanta y supuso todo un acontecimiento, como no se había
vivido otro en la ciudad desde el estreno de Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind, 1939).
A
pesar del mencionado éxito de taquilla que supuso, no obtuvo así el
beneplácito de la mayor parte de la crítica. En The New York Times, Bosley Crowther escribió que la relación amistosa y cariñosa entre amos y esclavos le hacía pensar que, para Walt Disney, “Abe Lincoln había cometido un error”. Por su parte, el columnista y productor Billy Rose
acusó a Disney de haberse transformado en Disney S.A., probablemente
porque alguien le había cantado no la del sur, sino la “canción de los
grandes negocios”. Según Time, el tío Remus “estaba en los límites de
enfurecer a todos los negros educados y a un bueno número de yanquis”, y
para el Daily News de Los Ángeles, el film era una mezcla de la feliz
vida de los esclavos negros contrapuesta a las penurias y dificultades
blancas.
En el
sur, los comentarios negativos casi no tuvieron eco. La mayoría de
reseñas en Georgia fueron positivas y los periódicos más conservadores
la alabaron. En las cabeceras que recogieron las protestas, las
calificaron de exageradas e hipersensibles. La respuesta de la Disney
fue también contundente: el film no reflejaba el esclavismo, pues se
situaba después de la Guerra Civil, y su única intención era representar
el folclore americano pasando las historias de Remus la imágenes.
La
película conseguiría nuevamente gran éxito en un reestreno con motivo de
sus diez años, en 1956. No sería hasta los 60, con el movimiento por
los derechos civiles en su apogeo, que los films “menos sensibles”
fueron puestos en el punto de mira.
Siempre
con la opinión del público en mente y sin Walter al frente, en febrero
de 1970, la Disney anunció que la película quedaba retirada porque ya no
era “apropiada para el público”, mas el film volvió a los cines en
1972. ¿Por qué se retractaron? Quizás debido a un cambio en la actitud
de la población negra que, tras protestas vehementes, poco a poco fue
mostrando mayor tolerancia ante los hechos, innegables, de los que
habían sido víctimas a lo largo de la historia.
Las nuevas generaciones tuvieron la oportunidad de ver Canción
en 1980 y 1986, su último encuentro con el público antes de ser
retirada indefinidamente. En los Estados Unidos es, como dijimos, el
único film disneysiano jamás editado en VHS ni tampoco en DVD (formato
en el que no se comercializó en ningún país del mundo, si bien en VHS sí
que se vendió en diversos lugares, España entre ellos).
Millares
de personas vienen reclamando a lo largo de los años una edición en DVD
(ahora en BluRay) de este título, que encabezó en muchas ocasiones la
lista de los más demandados en Amazon. Pero las probabilidades de que
esto suceda parecen remotas: en la reunión de accionistas del año 2010,
por quinto consecutivo, le preguntaron a Robert Iger
(presidente y director ejecutivo de la compañía) al respeto, siendo su
respuesta categórica: no tienen intención de editarla al considerarla
una película anticuada y, en ciertas partes, ofensiva.
Las causas de la polémica
¿Y qué es, según la factoría que la tiene prohibida, Canción del Sur? La biblia disneysiana, la Official Disney Encyclopedia de Dave Smith,
la define como una película de acción real sobre un niño que aprende lo
que es la vida a través de las historias del tío Remus, todas ellas
animadas.
Libremente inspirado en los libros de Joel Chandler Harris,
este es, precisamente, uno de los aspectos más polémicos del film. Este
celebre autor estadounidense, nacido en Eatonton (Georgia) el 9 de
diciembre de 1848, empezó a trabajar a los dieciséis años en el
periódico The Countryman y se mudó a vivir a la plantación que el dueño,
Joseph Addison Turner, poseía. Allí Harris conoció a muchos esclavos
negros y pronto comenzó a desarrollar un gran interés en oír las
historias que contaban. Escuchó muchas de las aventuras de Brer Rabbit,
Brer Fox, Brer Bear y Brer Wolf, fábulas en apariencia simples que eran,
en realidad, subversivas metáforas sobre cómo hacer más llevadero el
día a día y representativas del sueño de liberación del yugo blanco. En
ellas el conejo, pequeño y débil, burla y a vence sus enemigos, más
fuertes pero menos inteligentes.
A partir de ellas, la Disney hizo lo que Rosario Piqueras, estudiosa de la obra del autor americano, califica de “distorsión del propósito de Harris”2.
Ésta afecta, principalmente, al carácter del tío Remus. Mientras que el
literario es orgulloso, tiene cierto poder en la plantación y siempre
intenta salirse con la suya, el fílmico obedece sin rechistar las
órdenes de la ama. En los libros, su autoridad sobre el niño está a
veces por encima de la paterna, a la que incluso cuestiona. Otro punto
que marca la diferencia es la dulcificación de Brer Rabbit:
elimina la crudeza del conejo, que no tiene piedad con sus enemigos, y
también las dramáticas situaciones que vive, representativas del
sometimiento negro.
Para Bruce Bickley,
los problemas principales del film son que Disney hace un lavado de las
historias y que la figura de Remus no es ni de lejos tan compleja como
lo es en las obras de Harris. Y si la profundidad de Remus se pierde, el
valor y significado subversivo de las fábulas también, pues en la
película el viejo las cuenta casi a modo de entretenimiento. Los cuentos
que plasma Harris, en contraposición a los animados por Disney, son
instructivos. Brer Rabbit es un mito para la población negra: el de la
resistencia del esclavo ante la supremacía blanca, para lo cual el lema
de vida es resistencia, revolución y supervivencia. Su vertiente más
cruel y despiadada deriva del miedo al hambre, al sometimiento y a la
muerte, no teniendo reparos en emplear, en su aspecto más drástico y
sanguinario, la ley blanca que durante tanto tiempo le fue infligida.
Análisis de la película
Dejando
a un lado los derivados de la adaptación, la lista de los puntos
controvertidos es también extensa. Uno de los más comentados es la no
concreción del momento histórico en el que Canción se
desarrolla. Ignorando los consejos de poner de manifiesto este dato, el
film se estrenó dejando al libre albedrío de cada quien el situarla en
la línea cronológica americana3. La gran mayoría no dudó en incluirla en la época del esclavismo por la actitud de los negros ante los dueños.
Para Susan Miller y Greg Rode,
los negros son esclavos presentados de forma menos obvia: tienen un
“estatus indeterminado” que puede llevar a calificarlos, en última
instancia, como “campistas felices”4. El argumento que más
veces se ha contrapuesto a estas acusaciones es que no son esclavos
porque actúan libremente (Remus marcha a la ciudad). Que sean esclavos o
libres, qué duda cabe, marca una diferencia significativa, pero sigue
sin ser un argumento válido pues, tras la Guerra de Secesión, la vida para los negros no era ni mucho menos tan feliz como se muestra aquí.
Tras
este, el punto más comprometido es la representación de los personajes
negros: por su actitud servil, caracterización unidimensional y debido
al dialecto en el que hablan. La forma de expresarse y el acento que
emplean, expone James Snead, no se parece ni
remotamente al plasmado en la obra de Harris, lo cual resulta
insultante, teniendo en cuenta el esfuerzo y la importancia dada por el
escritor a reproducir fielmente el habla afroamericana.
Además,
los negros están representados de forma plana, sin profundidad y de
manera estereotípico. Remus, narrador y personaje principal de la
historia, no presenta ningún arco de evolución. En la misma línea, Hollis Henry
dice sobre los afroamericanos de este film que solo tienen como
ambición dar servicio a los blancos, física y emocionalmente. Henry no
puede evitar preguntarse cómo reaccionaría la gente si, en vez de esta
película, les hubiesen puesto una de un judío que vive feliz en la
Alemania nazi, donde le relata cuentos al nieto del dueño de la fábrica
de municiones en la que trabaja, a la que acude, cantando, con una
estrella de David en el abrigo.
Por esto, aunque Canción del Sur es
una de las primeras películas en las que un negro es protagonista y
narrador -todo un hito-, poco ayudó a la evolución de los afroamericanos
en la pantalla grande. Tanto el personaje de Baskett como el de Hattie McDaniel se encuadran en la clasificación que Donald Bogle
hace de los estereotipos negros en el cine. Él los divide en “Toms”,
“coons” (bufones), “mulatos” (con un destino generalmente trágico),
“mammies” y “bucks” (bárbaros y brutales, con una sexualidad latente que
pone en peligro a las mujeres blancas).
Los Toms, como el Remus de Canción,
son sumisos, amables y siempre al servicio de los amos. Aunque el viejo
esclavo encaja en esta descripción, Bogle tiene para él una categoría
propia: dice que “el Remus” es una modalidad de “coon”: inofensivo y
cordial, primo carnal del Tom (del que se distingue por su filosofía
cómica e ingenua), es utilizado para indicar la satisfacción del hombre
negro con el sistema en el que vive.
Por
otro lado, el uso de los cánticos, que transmite la felicidad de los
negros, es igualmente reprobable. De las cuatro secuencias en las que
cantan, es la última, en la que lo hacen por la recuperación del niño,
la más duramente atacada y que no pocos encuentran bochornosa. Richard Schickel
es uno de ellos, y se refiere a ella como “un final en el que los
negritos se juntan para que el niño de la ama se cure, una escena
enfermiza tanto por el sentimiento de condescendencia racial como por su
sentimentalismo”5.
Por último, no se puede cerrar el repaso de los puntos controvertidos sin hablar del “tar baby”,
un muñeco de brea con el que el zorro y el oso atrapan a Brer Rabbit.
De color completamente negro y con connotaciones negativas -el conejo
queda pegado a él y no es capaz de desprenderse- esta expresión fue
considerada, durante mucho tiempo, un sinónimo despectivo de negro, y
aún en la actualidad está mal visto usarla.
¿Racismo intencionado?
A
pesar de todo lo visto, lo cierto es que analizando el contexto de
producción del film, no parece que Disney hubiese pretendido hacer la
alabanza del esclavismo de la que se le acusa. Él buscaba, tras una
etapa dura, su película familiar, sin ver más allá, quizás no tanto por
su racismo sino por la insensibilidad racial que, por otra parte,
imperaba en la época. Si estuviera vivo hoy en día es muy probable que Canción del Sur
estuviese en DVD, pues si por algo se caracterizaba era por defender
ferozmente aquello en lo que creía, y Disney creyó, y mucho, en esta
película.
Sin embargo, otra cosa fue el devenir de ésta tras su muerte. Michael Eisner primero y Robert Iger
ahora no parecen dispuestos a poner en peligro el más valioso de sus
activos: la confianza del público. Tal y como explican Bell, Haas y
Sells, “cuestionar los intereses políticos en los entramados, las
audiencias y los films de Disney es un terreno crítico: instituciones
legales, teorías fílmicas, críticos culturales y un público leal; todos
salvaguardan las fronteras de los films de Disney cómo “fuera de los
límites” para la empresa crítica”6.
Así, las opciones de tenerla en formato doméstico pasan porque, como ya se hizo con las delicadas películas propagandísticas producidas durante la II Guerra Mundial-rompecabezas
durante años-, se haga una edición en la que la contextualización sería
exhaustiva. Pasó a la historia el VHS y la cuenta atrás para el DVD ya
está avanza. ¿Será el BluRay el formato que ponga esta película a la
disposición del público? Si los que mueven los hilos no cambian de idea,
solo quedará esperar al año 2041 para que venzan los derechos.
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